Real Academia Nacional de Medicina
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1861 - Seco y Baldor, José







Académico de Número
Real Academia Nacional de Medicina

Toma de Posesión: 28/04/1861

Sillón nº 27

Fallecimiento: 29/10/1891


Biografía:

Fue también, figura destacada en la Medicina española, en la segunda mitad del siglo XIX.

Nació el año 1806 en Laredo, esa preciosa villa santanderina que se baña en el Cantábrico y luce magnífica playa que siempre fue predilecta para muchos de los veraneantes castellanos.

Hizo sus elementales estudios en Laredo y los de Segunda enseñanza en Valladolid, para trasladarse una vez ultimados los de Bachiller, a Madrid, para comenzar los universitarios.

En total, cursó dos años de latín, tres de filosofía y ocho de Medicina y Cirugía. Voluntariamente, además, estudió un curso de griego, otro de francés, otro de inglés, dos de Química, uno de Mineralogía, dos de Botánica y uno de Zoología, lo que pone bien en evidencia su precoz y gran afición al estudio, corroborada por las calificaciones, muy brillantes, que consiguió en todos sus estudios.

Se licenció en Medicina en 1829, en Cirugía en 1839, obteniendo, por fin, el título de Doctor en Medicina y Cirugía, en 1842.

Terminados sus estudios se trasladó a Montpellier, donde estaba radicada la Escuela de Medicina siempre muy renombrada de entre las francesas.

Asistió a diversas enseñanzas, perfeccionando de rechazo el idioma francés, que llegó a dominar a la perfección.

Durante 37 años ejerció la Medicina en varias poblaciones españolas, en hospitales civiles y militares, y en 1837 contrajo el tifus hospitalario (suponemos que hace referencia al exantemático, de gran calidad epidémica y difusiva en aquellos tiempos). Estuvo a punto de sucumbir, pero al fin curó y se reintegró de lleno a sus actividades profesionales, campo en el que fue adquiriendo sólido prestigio.

Según consta en el extracto de su Hoja de méritos y servicios que tengo a la vista, en fecha de noviembre de 1866 (que es la del documento) contaba con 27 años de servicios al Estado, "hechos, primero, en los hospitales militares de Madrid y después en el Profesorado médico, donde ya llevaba entonces, más de 22 años efectivos de servicio".

Primero, figura como Profesor agregado de la Facultad de Ciencias médicas de Madrid, para pasar seguidamente a desempeñar la plaza de Catedrático propietario y numerario de las Facultades de Cádiz, Valencia y Barcelona.

Después volvió a Madrid, como Catedrático supernumerario de la Facultad de Medicina de la Universidad Central. (Se hace constar, que con arreglo a lo dispuesto en la Ley entonces vigente de Instrucción Pública, ese cargo de supernumerario de Madrid, es equivalente al de Catedrático de número en una Facultad de Medicina de Universidad de distrito).

En 1867 obtuvo por Concurso, una plaza de Catedrático de número de la Facultad de Medicina de la Universidad Central y en 1874 pasó a la categoría de ascenso. A petición propia se jubiló en 1878, a los 72 años de edad.

Repetidamente y con carácter interino, desempeñó en 1873, el cargo de Decano de la Facultad.

Nos parece curioso e interesante hacer notar una circunstancia particular que pone bien en evidencia la vasta cultura de los científicos de aquellas fechas de significativo carácter enciclopedista.

En efecto, el Dr. Seco Baldor estuvo encargado a lo largo de su trayectoria docente, de muy variadas materias. Así, como Profesor agregado de Madrid, tuvo a su cargo las Cátedras de Física y de Historia Natural médicas.

Como Catedrático en las Facultades de provincias, desempeñó sucesivamente: Clínica Médica, en Cádiz; en Valencia, Historia Natural médica, y en Barcelona, Anatomía descriptiva y general.

En la Facultad de Medicina de la Universidad Central, explicó Cursos enteros de Clínica médica, Patología médica, Patología General con su clínica y Anatomía Patológica, Higiene privada y pública, Obstetricia y patología especial de la mujer y de los niños, Clínica quirúrgica e Historia crítica de la Medicina.

Sin embargo, fue la Clínica médica y la Higiene privada, las disciplinas que enseñó con mayor agrado, competencia y duración.

Sin duda, el Dr. Seco poseía una gran cultura médica y poseía también una experiencia positiva en orden a la clínica, por lo que no puede extrañar el gran prestigio profesional de que gozó en Madrid durante dilatados años.

De su ascendiente como universitario, conviene hacer notar que formó parte, como Secretario, de la Comisión nombrada en 1835 para estudiar la reforma de los Reglamentos del arte de curar y después, en 1855 fue miembro de la Comisión encargada de confeccionar y proponer el Reglamento interior de las Facultades de Medicina y de Farmacia.

Formó parte en varias ocasiones de los tribunales de oposiciones a plazas de Médicos de hospital, de Directores de aguas minerales y de Catedráticos de número y supernumerarios de las Facultades de provincia.

En orden a la Sanidad, fue Subdelegado de Medicina y Cirugía del Distrito del Congreso y Vicepresidente de la Junta municipal de Sanidad y de la de Beneficencia, de Madrid. En ambas, repetidamente, ostentó interinamente la Presidencia.

Desde 1878 fue miembro honorario de la Sociedad Española de Hidrología médica.

Actuó circunstancialmente en el campo de la política y, en consecuencia, en 1843 y 1844 fue Alcalde constitucional de Madrid. Posteriormente fue designado Alcalde 1.º y por tanto, Presidente del Excmo. Ayuntamiento y de sus Juntas de Sanidad y de Beneficencia.

A lo largo de su dilatada vida (vivió 85 años), el Dr. Seco Baldor disfrutó de una merecida fama científica y profesional y fue objeto de una serie de distinciones, de entre las que podemos señalar: Socio de la Academia de Ciencias Naturales de Madrid; de las Academias de Medicina y Cirugía de Castilla la Nueva, de La Coruña, Cádiz, Valencia y Barcelona; del Instituto médico de Emulación, Sociedad de Ciencias Médicas de Lisboa, Sociedad Antropológica de Madrid, etc.

Asistió y tomó parte activa en una serie de reuniones y Congresos españoles e internacionales, tales como el Congreso Internacional de París, en 1867 donde pronunció un discurso sobre tuberculosis pulmonar. En 1868 formó parte de una Comisión internacional contra las enfermedades venéreas.

El año 1878 asistió al Congreso de la Asociación francesa para el adelanto de las Ciencias, de cuya Sección médica fue nombrado Presidente honorario. Allí, pronunció un magnífico discurso sobre la conveniencia de uniformar, en lo posible, la enseñanza de la Medicina en el mundo o, al menos, en Europa, y de volver a adoptar una lengua común -antigua o moderna- para mejor entendimiento de los médicos de los diferentes países.

Poseía varias valiosas condecoraciones: la de Comendador de la Real y Distinguida Orden española de Carlos III, por sus méritos en las epidemias coléricas de 1854 y 1855.

También le había sido concedida la de Comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica y otras.

SECO BALDOR, ACADÉMICO

Nuestro personaje ingresó en la Academia el 21 de julio de 1858 "en virtud del derecho que declara el artículo 19 del Capítulo 2.° del Reglamento, a los Catedráticos de la Escuela, habiendo obtenido ese nombramiento en esta clase de supernumerario".

El día 27 de los referidos mes y año, se le adjudicó la Medalla núm. 27 y el correspondiente Sillón.

Deberá hacerse notar que desde el momento de su ingreso, atendió con asiduidad e inteligencia a sus deberes académicos, participando en las sesiones científicas y sesiones de Gobierno, como queda bien patente en las Actas de aquella época.

En la sesión de Gobierno, reunida el 17 de diciembre de 1872, se procedió a la renovación de cargos, siendo elegido el Dr. Seco para ocupar el de Presidente, por 19 votos, contra 1 que se le adjudicó al Dr. Alonso y Rubio. Éste fue designado, a continuación, Vicepresidente, cargo que ostentaba el Dr. Seco desde el 14 de enero del año anterior.

El 17 de enero de 1877, fue sustituido en la Presidencia por el citado Dr. Alonso y Rubio.

Durante su etapa presidencial, desarrolló una labor encomiástica y eficaz en defensa de los derechos de la Corporación, promoviendo, asimismo, las tareas científicas y después de su cese en el cargo siguió prestando su asidua y valiosa colaboración. Ya en las postrimerías de su existencia fue aquejado de achaques y limitaciones orgánicas que sin interrupción fueron aumentando.

En los últimos años se vio privado de poder realizar su vida habitual y al decir de uno de sus contemporáneos, su insuficiencia avanzada le obligó a recluirse en su domicilio.

Ese proceso involutivo, propio de la senectud, fue progresando ininterrumpidamente hasta llegar al viernes, 29 de octubre de 1891, en que falleció.

Había vivido 17 lustros durante los que rindió un trabajo constante y fructífero, digno de imitar.

Sus restos mortales fueron trasladados a Laredo, su ciudad natal, en cuyo cementerio fueron inhumados ante el respeto y dolor de muchos de sus compañeros y una gran parte del vecindario de la localidad.

El Dr. Nieto Serrano, Secretario Perpetuo, en el Discurso reglamentario que leyó en la sesión inaugural el año 1892, dejó constancia de la dolorosa pérdida y también de la de otros dos ilustres miembros, fallecidos con escasa diferencia de tiempo, los Dres. Antonio Codorniu y D. Eusebio Castelo y Sierra, Presidente en aquel momento.

Por lo que hace relación a la producción literaria del Dr. Seco, queda escasa constancia de ella.

Fue redactor del Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia y Director durante bastante tiempo de los Anales del Instituto Médico de Emulación.

Colaboró asiduamente en la prestigiosa revista profesional El Siglo Médico, colaboración con la que se sentía muy honrado.

Publicó una Memoria Anatomo-patológica sobre la tisis pulmonar, aportando detalles interesantes basados en su larga experiencia.

Dejó también un librito en el que trata del Estudio sobre el cólera de los siglos pasados, comparándolo con las epidemias de sus tiempos, que él asistió.

Hizo también un trabajo importante, estudiando las características de las aguas minerales de Panticosa y su interés en el plan a seguir en el tratamiento de los numerosos enfermos que allí concurrían.

También merece mención especial el Discurso que sobre las fiebres, leyó con ocasión de un acto solemne en la Academia, para la recepción del Dr. Antonio Codorniu.

En conjunto, bien puede calificarse como muy interesante y ejemplar, la vida del Excmo. Sr. D. José Seco Baldor, Académico y Presidente.

Fuente: “Galería de Presidentes de la Real Academia Nacional de Medicina”, Valentín Matilla Gómez, Real Academia Nacional de Medicina, Madrid, 1982.