Real Academia Nacional de Medicina
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1888 - Ortega Morejón y Muñoz, Manuel





Académico de Número
Real Academia Nacional de Medicina

Toma de Posesión: 21/10/1888

Sillón nº 48

Discurso de Ingreso: "La terapéutica de nuestros días participa del progreso de las demás instituciones de la Medicina".

Contestación: Excmo. Sr. D. Mariano Carretero Muriel.

Fallecimiento: 06/03/1917


Biografía:

Don Manuel Ortega y Morejón nació en Jaén el día 7 de octubre de 1833. Quedó huérfano muy pronto y se traslado a Madrid bajo la tutela de D. Félix y Vidal, pariente muy generoso.

En 1850 se hizo Bachiller. Siete años más tarde terminó los estudios de Medicina en San Carlos y adquirió el grado de Licenciado bajo la protección inestimable de sus Profesores; especialmente de Asuero y Nieto Serrano, que comprendieron mejor sus dotes de aplicación y bondad.

En 1860 se hizo Doctor can las mejores calificaciones.

Su vocación profesional y espíritu de caridad se pusieron ya bien de relieve en 1855 (estudiando uno de los últimos Cursas de la carrera), atendiendo solícitamente y sin temor ni reparo alguno la epidemia colérica de ese año, que resultó tan mortífera y desoladora.

En los comienzos de sus estudios consiguió ya una plaza de Practicante en el Hospital Militar, cargo en el que trabajó hasta finalizar la carrera.

Necesitado de recursos apremiantemente para sí y los suyos, ejerció durante unos meses en Méntrida, donde se granjeó la simpatía y admiración de la totalidad de sus vecinos, todos ellos clientes, y enfermos en parte, que no paraban mientes en elogios y alabanzas para el joven galeno.

Bajo la paternal protección de Don Santiago Ortega Cañamero, Inspector de la Beneficencia Municipal, inició su trabajo profesional en Madrid y redactó el nuevo Reglamento para reorganizar debidamente las Casas de Socorro, hasta entonces abandonadas y arcaicas.

Su carrera profesional fue, a partir de entonces, verdaderamente triunfal, inspirada en la vasta cultura medica, perspicacia clínica y generosidad a toda prueba, con que actuaba a la cabecera del enfermo.

Con gran actividad incansable y con las normas señaladas, sin alharacas ni falsas pretensiones, Ortega Morejón fue, a lo largo de los años, uno de los facultativos más prestigiosos y solicitados, con una clientela heterogénea de ricos y pobres, de poderosos y desvalidos, sin distinción alguna para él.

A los humildes les ayudaba incluso económicamente si lo precisaban, y en todo caso les atendía con el mayor interés y cariño.

Fue un autentico hombre de ciencia. Escribió y participó en Congresos. Pronunció conferencias y discursos sobre muy diversos temas médicos, en todo caso aderezados con los resultados de una gran experiencia personal y un caudal y erudición admirables.

En gracia a esos indiscutibles meritos y rico bagaje científico, tuvo bien merecido un Sillón académico.

En efecto, el día 12 de mayo de 1887 se vio sorprendido con su elección para cubrir la vacante de Académico numerario producida por fallecimiento, ocurrido meses antes, del Dr. Francisco J. de Castro y Pérez.

El nuevo Académico tomó posesión de su Sillón en solemne sesión de 11 de octubre del siguiente año, adscrito a la Sección de Medicina y con la Medalla núm. 48.

Durante casi treinta años participó en la vida corporativa, interviniendo activamente en sus tareas con Comunicaciones y discursos sobre muy variados temas.

Avanzando en edad, fue progresando su dolencia crónica, y el día 6 de marzo de 1917 exhaló su último suspiro, bendiciendo a sus hijos. En el momento postrero exclamó: «¡Que hermosa muerte!» Y, ciertamente, era como lo había sido su vida.

Fuente: “202 Biografías Académicas”, Valentín Matilla Gómez, Real Academia Nacional de Medicina, Madrid, 1987.