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1862 - Chinchilla y Piqueras, Anastasio








Académico de Número
Real Academia Nacional de Medicina

Toma de Posesión: 11/10/1862

Fallecimiento: 15/03/1867


Biografía:

Don Anastasio Chinchilla y Piqueras nació en la villa de Ayora (Valencia) el día 27 de abril de 1801 y desde niño manifestó muy apreciables condiciones para el estudio.

En el Seminario Conciliar de San-Miguel, de Orihuela, cursó los estudios de Filosofía y Teología, mediante una Beca que obtuvo por oposición y en 1819 consiguió el Grado de Bachiller en Artes liberales.

Sintiéndose, sin duda, falto de vocación, abandono los estudios eclesiásticos y se matriculó en la Facultad de Medicina de Valencia, donde aprobó brillantemente los primeros cursos. A continuación se trasladó a Madrid y en el Colegio de San Carlos obtuvo el Grado de Doctor y también, previamente, el de Licenciado.

En febrero de 1832 ingreso por oposición en el Cuerpo médico de Sanidad Militar, desempeñando en los años siguientes diferentes destinos en la Península y en Marruecos; en junio de 1843 fue nombrado Viceconsultor Jefe de Sanidad Militar, nombrado por el General Concha, a quien acompaño en la expedición a Andalucía cuando la sublevación militar.

Por esta época escribió sus «Anales históricos» y de regreso en Valencia publicó su célebre «Historia de la Medicina», magnífica obra, que es la que refleja más fielmente el espíritu del autor.

En junio de 1855, ya Subinspector Medico de segunda clase, se le nombra Jefe de Sanidad Militar en la Capitanía General de Cataluña, cuando se hallaba disfrutando de unas vacaciones en su villa natal. Le sorprendió en Ayora la explosión de la terrible epidemia de cólera, que produjo una altísima mortalidad y ocasionó un terrible pánico en el vecindario y en los Médicos, que huyeron despavoridos.

Chinchilla, que perdió allí muy pronto a su mujer y una hija, se sobrepuso a la situación y sin contar con apoyos adecuados luchó denodadamente, tratando a los enfermos y difundiendo medidas profilácticas, hasta septiembre, en que logró vencer al terrible azote.

Su abnegada labor fue premiada con el ingreso en la Muy Distinguida Orden de Carlos III en abril de 1856 y en el año siguiente se le concedió la jubilación. Sin embargo, en 1864 reingreso a petición propia con el empleo de Inspector Médico y destino en Madrid como Vocal de la Junta Superior Facultativa.

Durante su larga vida militar ejerció cargos y comisiones muy distinguidas y participo activamente en varios hechos de armas, tales como la acción de Castrogonzalo y Fuentes del Ropel (Zamora) contra el cabecilla Alonso Cuevillas; en la acción de Cuesta de Herrera (Soria), contra el jefe carlista Basilio García estuvo a las órdenes del General Roncali para sofocar la rebelión de Castillos de Alicante y Cartagena.

Aparte de su actuación en el medio castrense, desempeño otros diversos cargos civiles, tales como Medico titular de Cebreros del Rey (Ávila); explicó la Cátedra de Medicina española en el Ateneo de Madrid; fue Director del Boletín del Instituto Médico Valenciano, Presidente de la Sección de Ciencias de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, Médico-Director de los Baños de Villatoya (Albacete) y de los de Elorrio (Vizcaya), etc.

Se le otorgaron muy estimadas condecoraciones, tales como la de Caballero de la Orden de Isabel la Católica, por meritos contraídos en la batalla de Pozuelo (Navarra); Pluma de Oro otorgada por la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, y varias distinciones otorgadas en premio a sus excelentes obras históricas sobre la Medicina española.

Fue un fecundo escritor, y además de las mencionadas precedentemente, deben citarse: una, «Historia Bibliográfica de la Armada Española», y un «Tratado de Higiene y Policía Naval», un «Compendio de Cirugía» y discursos, como el del «Hombre en la Creación» y sobre «El carácter físico y moral de la mujer».

Pero la obra cumbre de este autor, su obra más importante, es, sin duda, los «Anales históricos», dividida en tres partes.

Su carácter díscolo, impaciente y agresivo explica los rozamientos y disgustos que amargaron su vida, sufriendo persecuciones e injusticias que al final de sus días se unieron a un proceso crónico y molesto del aparato urinario, que adelantó seguramente su final, falleciendo en Sevilla, a donde se había trasladado buscando una paz y descanso ante tantas adversidades y contratiempos. El suceso luctuoso aconteció el día 15 de marzo de 1867, a los sesenta y cinco años de edad.

Por la ampliación de plazas determinada por el Reglamento de 1861 fue elegido por la Academia de Medicina Nacional, tomando posesión de su Sillón académico el 11 de octubre de 1862.

Un magnifico retrato suyo lo recuerda perennemente en el Salón Amarillo de la sede académica.

Fuente: “202 Biografías Académicas”, Valentín Matilla Gómez, Real Academia Nacional de Medicina, Madrid, 1987.