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1861 - Rioz Pedraja, Manuel







Académico de Número
Real Academia Nacional de Medicina

Toma de Posesión: 22/05/1861

Sillón nº 22

Fallecimiento: 22/03/1887


Biografía:

Oriundo de la Villa de Valdecilla, en la provincia de Santander, don Manuel Rioz y Pedraja nació el 1 de enero de 1815. Era hijo de don Felipe, respetado farmacéutico de la localidad.

El niño hizo sus estudios de Primaria en la Escuela Pública del pueblo, los de Latín y Humanidades en Villacarriedo y los de Filosofía en Santander.

En 1831 se trasladó a Madrid e ingresó en la Facultad de Farmacia, cursando sus estudios con brillantez, por lo que mereció algunos de los Premios especiales de los que adjudicaba la Junta Superior Gubernativa para distinguir a los alumnos más destacados.

Obtenidos los Grados de Licenciado y de Doctor, regresó a Cantabria donde al poco tiempo fue nombrado, por la Junta Directiva del Instituto de Santander, Catedrático de Física y Química por ser bien conocida ya su elevada preparación en estas materias.

A los tres años, los que habían sido sus Profesores en la Facultad de Farmacia gestionaron su nombramiento como Profesor Agregado de la Facultad de Ciencias Médicas, donde aumentó su ya sólido prestigio por su calidad científica y sus brillantes dotes para la enseñanza. Paso después (1844) como Catedrático a la Facultad de Cádiz.

Al siguiente año se hizo una gran reforma de la enseñanza y se creó la Cátedra de Química Orgánica en Madrid. Con el aplauso del Claustro en pleno, fue llamado para desempeñarla.

Su prestigio siguió creciendo entre Profesores y alumnos y entre los científicos españoles en general, y como consecuencia, ocupo pronto los cargos de Decano y de Rector de la Universidad Central, cargo este último en el que cesó voluntariamente tras varios años, en que realizó una gran labor.

Por entonces fue Consejero de Sanidad y de Instrucción Publica. Fue en 1850 designado Académico de la Real de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Sección de Físicas) y también ingreso en la de Medicina el año 1861, en la que llego a ser Vicepresidente repetidamente y antes Presidente de la Sección de Farmacología y Farmacia e intervino destacadamente en la elaboración de las Ediciones de la Farmacopea de 1865 y 1884. Ejerció la profesión durante breves años (con Farmacia abierta en la calle de la Montera) y presidio también el Colegio de Farmacéuticos de Madrid. Por su calidad y prestigio científicos y actividades académicas, ocupo un puesto muy brillante y publico libros que adquirieron una gran aceptación y difusión, como su Tratado de Química Orgánica. Poseía una biblioteca personal muy bien nutrida, que regaló en vida a la Facultad de Farmacia.

Las vacaciones veraniegas las empleaba, por lo común, en viajes al extranjero en visitas a los más reconocidos Laboratorios y Centros científicos y su nombre era conocido y respetado en toda Europa.

Estaba en posesión de las Grandes Cruces de Isabel la Católica y de Beneficencia.

Fue, en suma, un gran científico y un gran profesor. Falleció en Madrid el 22 de marzo de 1887 profesando la Religión Católica, que practicó ejemplarmente durante toda su vida.

Fuente: “202 Biografías Académicas”, Valentín Matilla, 1987.