Antiguos telescopios.

Del verdadero origen del telescopio se conoce poco. Hay constancia de que el gobierno holandés pagó en 1608 a Hans Lipperhey 900 florines por su tubo magnificador o catalejo para el campo de batalla, y que en la ciudad de Middelburg, en el plazo de un mes, se presentaron tres patentes por el mismo objeto: Zacharías Jansen, Hans Lipperhey y Jacobo Metius. Es posible que el telescopio fuese ya un instrumento habitual en el ejército español. Jose M, Vaquero refiere, en un articulo reciente, una interesante reflexión sobre un comentario de Arias Montano acerca del empleo de un telescopio “inspicilla” en la obra “Elucidationes in quatuor evangelia” (Platini, Antverpiae, 1575). El comentario de Arias Montano sitúa el telescopio en la Holanda española al menos treinta y tres años antes del conocido "telescopio holandés" de Lippershey.

En Italia, varios inventores reclamaron la gloria de haber creado el telescopio, mientras el milanés Girolamo Sirtori escribió en un libro de 1618 que el "primer inventor" del aparato era un "hombre viejo y atrofiado" que conoció en Gerona y se llamaba Roget. Según estudios actuales de Nick Pelling, que retoma los realizados por José María Simón de Guilleuma (1886-1965), quien rastreó las huellas huidizas de Roget, José María Simón de Guilleuma murió sin completar su trabajo en el que refiere que: … en abril de 1593, Pedro de Carolona en Barcelona, lega a su esposa una "ullera de larga guarnida de llautó", algo así como un largo catalejo/telescopio de latón. El 5 de septiembre de 1608, en una subasta de los bienes de Jaime Galvany de Barcelona, figura una "ullera de llauna per mirar de lluny" (un catalejo /telescopio para mirar de lejos.

Detalle de un cuadro titulado "La alegoría de la vista y el olfato" de Brueghel y Rubens de 1617 (museo del Prado, Madrid) donde se aprecia un telescopio y posiblemente un microscopio en el cuadrante inferior derecho.