Real Academia Nacional de Medicina
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In Memoriam: Excmo. Sr. D. Amador Schüller Pérez - Nota del Presidente publicada en ABC, 29-agosto-2010


Nota del Presidente, publicada en ABC, 29 de agosto de 2010.

Ha muerto el Profesor Amador Schüller.

Todavía emocionado por la noticia del fallecimiento del Profesor Amador Schüller Pérez me siento para escribir unas apresuradas notas. No unas notas formales sino unas notas que salen de lo más profundo de mi corazón. Don Amador, el Profesor Schüller, o como era para mí simplemente Amador, era una persona de esas que se clavan en el corazón desde que uno la conoce. Yo tuve la suerte de conocerle hace justo ahora 50 años siendo aun estudiante de medicina. Él, entonces Profesor Adjunto en la cátedra de mi padre el Profesor Manuel Díaz Rubio, era un ejemplo vivo de una escuela que dejaba de formar médicos debido a la jubilación del que fue su maestro el profesor Fernando Enríquez de Salamanca. Pero ya entonces no solo irradiaba ciencia y buena medicina, sino se mostraba como lo que fue toda su vida: un gran caballero y un gran médico. Un gran caballero de la vida, de la ciencia, de la medicina, de la Universidad, de la Academia y de cuanto tocaba. Un gran médico, para enseñar y ayudar a todo aquel que le necesitaba.

Nació en Madrid, 19 de junio de 1921 y tras ser alumno interno por oposición, se doctoró con premio extraordinario en 1953. Después de una dilatada vida en el antiguo Hospital Clínico de San Calos y el Hospital Provincial, en 1967 obtuvo por oposición la  Cátedra de Patología y Clínica Médicas en las Facultades de Medicina de Cádiz, y en 1973, tras pasar por el Hospital Doce de Octubre como Jefe de Servicio de Medicina Interna, la de la misma disciplina en la Universidad Complutense. Fue jubilado precozmente, cuando su capacidad estaba intacta y era un ejemplo de la pura medicina interna. Sin embargo antes, entre 1983 y 1987, fue Rector de la Universidad Complutense (1983-87) dejando un rastro inmaculado en sus acciones y comportamientos.

Su capacidad de trabajo ha sido sin duda ejemplar, de la misma forma que su obra. Una obra densa, completa, llena de retos, satisfacciones y de reconocimientos. Fue capaz de crear una magnífica escuela, con catedráticos, jefes de servicio y buenos médicos internistas y generales. Aportó importantes trabajos a la ciencia médica, en campos muy diversos, destacando sobremanera los dedicados a las porfirias, los lípidos o sobre reumatología. Podemos llenar páginas con sus aportaciones y reconocimientos. Publicó más de una docena de libros y más de 320 publicaciones científicas. Su libro Medicina Interna en tres volúmenes reflejaba su concepción de la medicina. Su pensar, enciclopédico amparado en una gran memoria, lo transformaba gracias a su inteligencia y capacidad de trabajo en el ejemplo de lo sintético. En el mundo científico y médico fue profundamente respetado y reconocido. Fue Presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna, siendo un ejemplo continuo de buen hacer, sin renunciar nunca a sus principios de internista profundo, aun reconociendo la explosión de la especialidades médicas.

Fue Doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid, Académico honorario de la Real Academia de Medicina de Valladolid, numerario de la Real Academia de Doctores, y correspondiente de las Academias de Medicina de Paraguay, México y Brasil. Miembro de la Sociedad Internacional de Medicina Interna y de la New York Academy of Sciences. Estaba en posesión de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad, Gran Cruz al Mérito Aeronáutico, Gran Cruz Caballero Oficial de la Orden de la República de Italia, "ABC" de Oro, Medalla de Oro de la Universidad Complutense de Madrid  y otras muchas.

Era Académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina, de la que fue Vicepresidente en 2002, y posteriormente su Presidente. Un Presidente ejemplar, que llegado el momento supo renunciar tras seis años de una labor ejemplar. Aún suena dentro de mí su última intervención en una reciente Junta Directiva, ofreciendo como siempre su trabajo y dedicación. Era además Presidente de Honor de nuestra Institución.

Ha muerto un maestro ejemplar de la medicina, un médico en el sentido más profundo de la palabra, un compañero excelente y un amigo de esos que uno nunca quisiera que se fuera. Hoy se nos ha ido, nos deja huérfanos a la medicina española, a la Universidad, a la Real Academia y a todos los hombres de bien. Yo he perdido un amigo, un maestro y una referencia más en mi vida. Estoy seguro que hoy todos los académicos piensan como yo: Amador, no te vamos a olvidar.

 

Manuel Díaz-Rubio
Presidente de la Real Academia Nacional de Medicina.