Real Academia Nacional de Medicina
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Sesión del día 3 de Febrero de 2004 - La tortuosa senda evolutiva del hombre

"La tortuosa senda evolutiva del hombre",

Guillermo Suárez Fernández

 

 

 

 

por el Excmo. Sr. D. Guillermo Suárez Fernández ,

Catedrático de Veterinaria
Universidad Complutense de Madrid

Académico de Número
Real Academia Nacional de Medicina

Sillón nº 3 -Veterinaria-

  

RESUMEN

La secuenciación del genoma humano, y la del genoma del chimpancé, entre tantos otros seres vivos de todos los reinos, la semejanza entre genomas que apunta a un origen monofilético de la vida, ha sido el origen de dos movimientos en las Ciencias Biológicas del Siglo XXI. Uno el de encontrar una explicación genética que justifique ese parentesco genómico, estrecho en muchos casos, frente a la realidad de diferencias de comportamiento abismales, lo que desvaloriza el grado de similitud genómica en los seres vivos.

Otro movimiento se dirige a los estudios etológicos del comportamiento y conducta animal, como referencia real. Especial interés tiene el estudio comparado desde dos puntos de vista el de la genómica y proteómica de un lado y la etología de otro, referidas al Homo sapiens sapiens y sus más próximos parientes, los grandes simios antropomorfos y es así que junto a los nombres de Craig Venter y Collins, directores de empresa y consorcios, artífices de la secuenciación del genoma humano, se van trayendo a un primer plano los de Laeakey, Goodall, Fossey y Galdikas, especialistas en antropología y en la etología de primates. Con ello se busca comprender mejor el origen y evolución humana, así como su conducta. Los hallazgos antropológicos y de paleontología en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca están contribuyendo, significativamente, a estos fines.

El origen del ser humano, su lenta evolución a través de millones de años y la predicción de futuro, son temas biológicos de actualidad permanente colocados en un primerísimo plano de la Biología tanto básica como teórica.

En estos momentos el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano en Bethesda, Maryland (USA) tiene finalizada la secuenciación del genoma del chimpancé, nuestro más próximo pariente y muy avanzada la del pollo y abeja, diversos protozoos marinos, hongos y levaduras.

La homología del genoma del chimpancé con el genoma humano es de 99 por cien. En otras palabras esa escasa diferencia porcentual ilumina la idea de un estudio comparado entre ambos genomas a fin de precisar el origen y diferenciación de las habilidades cognitivas humanas.

Sin embargo, esa brillante idea de comparar géneros y especies próximas en torno al Homo sapiens sapiens ya fue orientada hace medio siglo por el antropólogo inglés de origen keniano Louis Leakey utilizando una metodología etológica de estudio, enviando a Tanzania a Jane Goodall para estudiar al Chimpancé, a Dian Fossey a Uganda para observar el comportamiento del Gorila y a Biruté Galdikas a fin de precisar las costumbres del Orangután en Borneo. Estas especies tradicionalmente encuadradas en la familia Pongidae se discute actualmente si deben pasar a la familia Hominidae e incluso si el Chimpancé debe pasar al Género Homo por ser el más cercano, en similitud o similaridad genómica, al hombre.

Es evidente que un factor evolutivo, junto a la variación genética y medio ambiente, viene a ser la alimentación.

Otro factor que, sin duda, tuvo que actuar también sobre la evolución humana es el contagio infeccioso interespecífico entre especies próximas.

En las más de 300 zoonosis o enfermedades infecciosas y parasitarias transmisibles al hombre existe un amplio grupo que afectan a diferentes tipos de animales, otras a un número restringido de especies y un número menor de enfermedades transmisibles que afectan y han afectado siempre al hombre y monos antropoides de forma cuasiespecífica y son las más peligrosas (SIDA, Poliomelitis, Herpes, Encefalitis infecciosas, Viruela, Tuberculosis por M. tuberculosis, M. bovis y Ebola). En las épocas prehistóricas en que pudieron convivir en el mismo “hábitat” boscoso el hombre y los monos antropoides tuvo que haber contagios cruzados con graves epidemias y no es ocioso pensar que el descenso de número en una determinada especie afecta a su densidad de población y acabe influyendo en la evolución porque paralelamente se reduce la probabilidad de variación genética y mutacional, lo que no favorece la selección natural. De otro lado existiría un incremento de resistencia ante la infección, lo que resultaría contrariamente un factor favorable, en términos de evolución y supervivencia.

El actual y candente fenómeno de la Emergencia Infecciosa, avalado por una extensa literatura científica, viene haciendo énfasis en el aspecto humano, pero empiezan a valorarse nuevos conceptos. Uno es que la emergencia ha existido en todas las épocas en relación con las diversas circunstancias ambientales del momento histórico y seguramente ocurrió en la prehistoria como nos empieza a denunciar una ciencia joven como es la paleopatología. Otro concepto que se abre paso es la emergencia de las enfermedades infecciosas animales con efecto pleiotrópico sobre los mismos animales, sobre el ambiente y la salud humana, tanto de forma indirecta como directa. De aquí a pensar de nuevo en una relación lineal que se pierde en la noche de los tiempos, entre evolución y enfermedad infecciosa, no existe distancia alguna y vendría a ser axiomática la relación de ambas variables.