El 20% de los adolescentes españoles cumplirá con los requisitos diagnósticos para tener un trastorno mental
- El Prof. Celso Arango, académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina de España, destaca que los cambios generacionales demasiado rápidos como el uso excesivo de los móviles, las redes sociales o el acceso inmediato a ciertos contenidos provoca esta “desadaptación” en los cerebros de los más jóvenes
- Mientras que en oncología o en cardiología las tasas de supervivencia mejoran cada año, este especialista lamenta que en el campo de la salud mental sea al contrario y que el número de muertes por suicidio vaya en aumento
- La forma en la que se manifiestan los trastornos mentales también ha cambiado. El Prof. Arango explica que antes los adolescentes mostraban irritabilidad o tenían peor rendimiento académico, mientras que “ahora se autolesionan para suplir ese dolor emocional con el físico porque es más llevadero”
Madrid, 23 de enero de 2024. El 20% de los adolescentes españoles, o lo que es lo mismo, uno de cada cinco, cumplirá a lo largo de su vida con los requisitos diagnósticos para tener un trastorno mental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma el Prof. Celso Arango, académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME) en la especialidad de Psicología Médica y jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, con motivo de su sesión científica celebrada en la sede de la RANME bajo el nombre ‘La crisis mundial de la salud mental infanto-juvenil. Es tiempo de acción’.
“En la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el autismo influye también la genética, pero estas cifras tan altas responden a los cambios generacionales que ocurren demasiado rápido, como el hecho de pasar cada vez más tiempo delante de un móvil o una pantalla, acceder a determinados contenidos no adecuados, además con fulminante rapidez, el consumo voraz de las redes sociales y las relaciones sociales que se forman a partir de ellas, acceso a nuevas sustancias, etc. Son demasiados cambios para el cerebro y esta desadaptación tiene mucho que ver con los trastornos mentales”, explica el Prof. Arango.
Entre los trastornos mentales más frecuentes destacan la depresión, los trastornos adaptativos como resultado de visualizar una agresión sexual, sufrir bullying o tener un accidente, y la ansiedad. En consecuencia, mientras que las tasas de supervivencia tras padecer un tumor o un ictus cada año son mayores, este académico lamenta que “en el campo de la salud mental sea al contrario y que las cifras cada vez sean peores porque el número de muertes por suicidio va en aumento, al igual que la prevalencia de trastornos mentales en la población joven”.
Asimismo, la forma en la que se manifiestan los trastornos mentales también ha cambiado estos últimos años. “Antes el adolescente sentía irritabilidad o tenía un peor rendimiento académico; sin embargo, ahora se autolesionan, se hacen cortes, arañazos, se pellizcan... Aunque estas acciones no respondan siempre al deseo de morir, sí que es una manera de suplir el dolor emocional con el dolor físico, porque mientras se están cortando físicamente se están olvidando de su dolor emocional, para ellos es más llevadero”, señala el Prof. Arango.
Otro factor para tener en cuenta son los contenidos audiovisuales que consumen los jóvenes que ya padecen trastornos mentales. “Cuando los suicidios se tratan como si fueran una solución ‘digna’ para problemas de la vida diaria o incluso se idealizan, se han visto efectos muy negativos. Ya hay un estudio publicado donde se observa que, tras la emisión de la serie ‘Por trece razones’ en Estados Unidos, los suicidios entre adolescentes de 10 a 17 años aumentaron un 29% un mes más tarde de que se estrenara la serie”.
Para reducir estos datos tan alarmantes, este académico hace especial énfasis en la importancia de invertir más en unos “buenos cuidados perinatales, durante el embarazo, el parto y en la interacción entre madre e hijo con el fin de hacer vínculos seguros”. Asimismo, destaca el papel que juegan los centros educativos a la hora de evitar traumas infantiles como el acoso escolar, los abusos físicos y sexuales y otras negligencias.
“Nuestra especialidad no requiere grandes infraestructuras técnicas, sino personas, el factor humano aquí es fundamental, y España no cuenta con los profesionales que se necesitan, provocando las actuales largas listas de espera”, afirma este especialista. Por este motivo, aplaude el hecho de que este año se haya puesto en funcionamiento en la Comunidad de Madrid, gracias a un convenio entre las consejerías de Educación y Sanidad y la Fundación Alicia Koplowitz, un programa pionero en España para mejorar el bienestar emocional y salud mental en las escuelas, lo que incluye la reducción del acoso escolar y la discriminación por cualquier causa, siguiendo las recomendaciones de la OMS.